Día a día, solemos tratar con multitud de personas: compañeros de
clase, de trabajo, vecinos, amigos, algún que otro conocido... Muchos de estos
individuos son más afines a nuestra forma de ser, conectamos más con ellos,
pero hay otros, que por unas razones u otras no acaban de gustarnos: su mirada,
su tono de voz, su expresión corporal… Múltiples indicadores que muestran que
algo en esa relación no fluye, no va bien.
