¡Buenos días, lectores!
¿Qué tal estáis? Este lunes voy a dar mi opinión sobre una novela que despierta
inmediatamente la admiración y el cariño de las personas que la han leído. Se
trata de La sonrisa etrusca de José
Luis Sampedro.
Hay que tener en cuenta
que este libro se publicó hace 32 años. A pesar de eso, sigue siendo uno de
esos tomos imprescindibles para leer de este magnífico autor. Antes de comenzar
la reseña, quiero realizar un breve resumen
de este ejemplar. Un viejo campesino calabrés llega a casa de su hijo en Milán
para someterse a una revisión médica. Allí descubre su último afecto, una
criatura en la que volcar toda su ternura: su nieto, llamado Bruno. También
vive su última pasión: el amor de una mujer que iluminará la etapa final de su
vida concediéndole toda su plenitud.
El primer aspecto que
llama la atención cuando uno comienza a leer la novela es la forma en la que está redactada. Esta se
encuentra narrada en tercera persona en tiempo pasado, siendo un narrador
omnisciente quien cuenta las vivencias de un señor mayor, algo peculiar, cuya
vida sufrirá un importante cambio.
¿Y quién es ese
venerable anciano? Salvatore, protagonista
indiscutible de este maravilloso libro. Sampedro otorga una calidad humana y
sensitiva única para este personaje, haciendo creer al lector que no se va a
adaptar a la ciudad, siendo su condición de campesino un problema en lugar de ser
una maravillosa y sorprendente ventaja para él. El autor nos describe los
rasgos físicos y mentales de un hombre que no se doblega ante nada, con una
mentalidad propia de su periodo, lugar y costumbres donde la forma de vida de
la ciudad le parecerá artificial y sin motivación alguna. Pero que equivocado
estaba… En su vida aparecerá un niño maravilloso, Bruno, su nieto, por el que
realizará numerosas acciones que al lector le pueden parecer, a priori,
disparatadas, pero que muestran el gran corazón que este individuo posee.
Respecto a este punto,
es importante destacar que el autor no menciona el nombre de los protagonistas hasta el capítulo segundo o tercero de
la novela. Me ha parecido un recurso muy interesante, porque el lector quiere saber
cómo se llaman los personajes de una obra, y que te mantengan en vilo, hace que
te enganches más al tomo. Por otro lado, a lo largo de la obra se ve
perfectamente la intensa, y a veces tensa, relación de Salvatore con su hijo y su
nuera, donde se percibe el choque cultural y educativo que las tres personas
tienen para con su hijo y su nieto. A su vez, la presencia de un sinfín de
protagonistas que Sampedro incluye en su obra, mejoran aún más, si cabe, la historia,
otorgando multitud de matices, humanismo y sensibilidad.
Como he mencionado
anteriormente, el libro está redactado de una forma muy llamativa. Aunque la
narración se encuentre escrita en tercera persona del pasado, como he
mencionado anteriormente, hay otro aspecto fundamental: los monólogos de Salvatore. Esos extensos monólogos
interiores que el anciano tiene, están construidos en 1ª persona del presente,
pasado y futuro ¿Por qué usa tantos tiempos verbales? Porque Salvatore recuerda
su pasado como partisano, las victorias, las derrotas y la venganza; vive su
presente protegiendo y cuidando a su nieto, descubriendo nuevos amigos y conviviendo
con su familia y sueña con un futuro donde Bruno y él, viven lejos de un Milán
que a este hombre no le acaba de convencer. Lo que el autor consigue de esa
manera es que conozcamos los pensamientos y los sentimientos más íntimos de
este personaje, habiendo una conexión tan profunda entre el protagonista y el lector,
de la que es difícil ser indiferente.
A su vez, la ambientación que José Luis Sampedro
realiza en esta obra me ha gustado enormemente. La trama se desarrolla casi en
su totalidad en la ciudad de Milán, pero no porque no haya viajes, sólo se
realiza un único traslado, cuando el hijo trae del campo a la ciudad al padre,
quiere decir que esta sea lenta o aburrida. Todo lo contrario. Me gusta la
capacidad que tiene Salvatore de sorprender al lector, porque este personaje,
no se está quieto en ningún momento, dejándonos con la intriga de cual será su
próximo movimiento.
Por otro lado, hay que destacar
las descripciones tan minuciosas y
precisas de esta novela. Este elemento se relaciona íntimamente con lo
anterior, ya que a pesar de no conocer Milán, puedo decir que, gracias a
Sampedro, he viajado a esta ciudad. El autor describe todo con tanto detalle,
con tanta y delicada minuciosidad que es imposible no visualizar cada personaje y
cada lugar que aparece en este libro. Llega a ser tan increíble este elemento
que gracias a las descripciones que realiza este narrador a través de
Salvatore, uno llega a oler los diferentes y múltiples olores que la ciudad y
las personas desprenden.
El lenguaje empleado es bastante curioso ya que se puede considerar
casi poético y en numerosas ocasiones muy metafórico. Aún así este, no dificulta
la lectura y el entendimiento de lo que el autor nos quiere trasmitir. Al ser
un libro tan breve y gracias a los puntos mencionados anteriormente, la trama fluye por sí sola, captándose una
perfecta evolución no solo en Salvatore, cuyo cambio es el más perceptible,
sino en otros personajes que van de menos a más en este ejemplar.
Creo que es un libro
que nos quiere enseñar multitud de cosas. La primera es la tolerancia y el respeto por los distintos modos de vida que cada
persona tiene. Estamos acostumbrados a que todo el mundo conozca y sepa cómo
funciona la vida en la ciudad. Salvatore es el ejemplo de una persona de pueblo
con unas tradiciones y una cultura diferente, que se tiene que adaptar a una
sociedad que se mueve a la velocidad del rayo sin fijarse en lo que tiene
alrededor pero sí mirándose a sí misma. El segundo aspecto a destacar es la
importancia que Sampedro otorga a la sabiduría
popular y a las tradiciones, elemento que hoy en día se está quedando en
segundo plano. Y la tercera cuestión a destacar es la educación que hoy en día se da a los niños. No soy madre, pero sí
profesora, y a veces me asusto de la cantidad de concesiones y caprichos que se
conceden a los hijos por “tal de no escucharlos” y con ello quitarme al pequeño
un ratito de en medio… Un niño no es un jarrón, no es un adorno que puedes
sustituir y ya está. Es una obligación, una responsabilidad. Esto se ve
perfectamente en la novela retratado a través de Renato y Andrea, los padres de
Bruno.
Reconozco que esta ha
sido la primera obra que he leído de este autor. Creedme, no será la última. Si
no habéis leído este libro, os lo recomiendo, lectores ¡Feliz semana! ^^
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Ediciones y precios del libro
Tapa blanda (DEBOLSILLO, 336 págs, 2015): 9'95 €
E-book (DEBOLSILLO, 2016): 8'99 €
- El autor:
José Luis Sampedro,
(Barcelona, 1917- Madrid, 2013). Su infancia transcurrió en áfrica, en la
ciudad de Tánger, y vivió además en Soria, Aranjuez, Melilla, Santander y
Madrid. Su juventud fue truncada por la Guerra Civil. Catedrático de estructura
económica desde 1955, fue senador por designación real en la primera
legislatura tras la restauración de la democracia en España, y compaginó su
actividad docente con la de economista en el Banco Exterior.
El mestizaje
cultural de su familia y las circunstancias de su propia biografía marcaron su
obra y su manera de entender el mundo. Sus comienzos fueron como dramaturgo en
los años cincuenta con obras como La
paloma de cartón y Un sitio para vivir.
El nacimiento de
Miguel, su único nieto inspiró su novela más leída La sonrisa etrusca (1985). En 1981 publicó Octubre, octubre, una extensa novela que le llevó veinte años de
trabajo y que el mismo considera su testamento vital. En el año 1990 ingresó en
la Real Academia Española.
A partir del Amante
lesbiano, publicada en el año 2000, todas sus novelas forman parte de su
obra ensayística: Economía humanista
o La inflación (al alcance de los ministros). En 2003 se casó con Olga Lucas y con
ella escribió: Escribir es vivir, La ciencia y la vida y la que sería su
última novela, Cuarteto para un solista.
En marzo de 2011 le fue entregada la Orden de las Artes y las Letras de España
y el Premio Nacional de las Letras como reconocimiento al conjunto de su obra.
Pues no recuerdo este título ahora mismo y tiene más de 30 años. No pinta nada mal, pero ahora tengo muchísimos pendientes. Aún así lo tendré en cuenta por si lo veo en alguna oferta.
ResponderEliminarBesos,
Bibiana.
Es un libro que en cuanto tengas algún hueco, te recomiendo que leas. Lo vas a disfrutar. Un beso ^^
EliminarMaravillosa novela que refleja las oportunidades de cambio que ofrece la vida y la fuerza motor de cambio que es el amor.
ResponderEliminarDeliciosa, entrañable, tierna y emotiva para cualquiera que haya sentido el amor y la compañía de unos abuelos.
@olores_en_clave_de_sol
Yo la he relacionado con una canción: https://www.youtube.com/shorts/d4MIl6Bs2sQ